Julieta Iallorenzi

ESTATUA BIZANTINA

 

Yo solo me siento tranquilo

Si tengo de mi lado al frío

En el filo de un cuchillo

Bizantino, cristalino

Listo para reflejarte

Para apuntarte.

Yo solo me siento contento,

Si tengo de mi lado al viento

Que asegura en su frescura

Que nunca miento.

Solo omito

Los peores detalles,

Para que no te abrumes

Ni batalles

Contra las peores calañas.

Por eso son inconfesables

Las partes faltantes,

Que no me dejan tranquilo

Que me tornan sombrío

Cuando abren

Los cofres del olvido

Y tergiversan el relleno

De lo nítido vivido.

Los testigos inexistentes

Que afirman

Lo que no presenciaron.

Y los propios causantes

Expertos en matricidios

Y en ser fugitivos

De las consecuencias,

Del cuerpo sangrante

De mármol esculpido.

Pudo haber sido

Una gran obra

Si estuviera completa

Te hubiera encantado

Haberla conocido,

Sin el temple

Pacifico aunque arisco

De tener

La espada y la balanza.

Sin embargo

De que sirve tener

Una evidencia para cada falacia?

Si es la masa

La que deformando masacra

La argamasa,

Que antes su figura

Se ceñía fina con la brisa

Y ahora simula ser piedra

Aunque a veces llora y sangra,

Porque hay cinceladas

Que no se quitan.

Hay perforaciones

Que no se reparan.

Todo lo que hay

Es lo que nunca debió estar,

Y lo que falta era

Lo que siempre hubo...

La impoluta belleza

Es apenas arte abstracto

Un extracto, un recuerdo

Tapado por el nuevo molde

Que manos torpes han dado.

Pero ella tiene

Perfecta remembranza

Y adquiere así

Una nueva enseñanza:

Bajo el cimiento

Bajo las pieles

Lo que nunca se roba

Que jamas se pierde.

Y para manifestarlo

Coteja que ningún artista

Podría devolver

Con exactitud

Su antigua forma

No mas que ella misma.

Y devela:

En el filo del arma

Que porta, logra ver

Un raspin ideal,

Y de las lagrimas

Salada acuarela,

Y de las venas

Escarlata tempera.

La estatua sera

Su propia escultora,

Y no importará

Cuanta boa constrictora

En su abrazo

El mármol le raje,

Porque la talla

Siempre sabrá pulir

Y hacer notar

Hasta sus defectos

Naturales.

Y aunque solo queden restos

Siempre podrá rearmarse

Esculpirse

Y al mundo exhibirse.

Quizá ya no

Como obra completa

De impecable encanto

Tal vez como

Resto fósil

Ave fénix

Plastilina versátil

Ceniza indeleble

Como trofeo de guerra.

Que toneladas de tierra

No lograran tapar

Y ningún maestril

Podrá grabar sobre ella

Agraviar su sello

Tan solo la escultora

Se conoce cada hoyo

Y al conocerlo

Reina sobre ello.

La efigie de mármol

Es una escultura serena

Risueña, tranquila

Pero dicen que despierta

La oscuridad adormecida

Si le tocan, si le hurtan

Los cofres protegidos

Y le trocan de ellos

Su genuino contenido

Allí su llanto siempre moja

Su plasma siempre mancha

Su bizantino se afila

Desenfunda y apunta.

Es de las estatuas

Menos vengativas

Solo delimita su espacio

Traza su circulo

Expulsando así

A las amorfas tentativas

Que pasan la raya

Del museo y cambian

De los baúles las reliquias,

De su marmórea blancura

A carbón

De azabache negrura.

Te aterraría

Confrontarla en esos momentos

Una escultora que fue escultura

Sabe como volverte añicos

Una inanimada remanencia

Si te inmiscuyes

Con malicia

Si es que pasas la linea

Espada y balanza te moldearan

Por hacer de corifeo

En opera impropia.

Esas son de las piezas

Que nunca se arman

Jamas se encuentran

Porque ni ellas saben

De que están hechas...

Y el marmolado primor

Continua tallando

Embelleciendo su interior

Solo así esta tranquila

Solo así

Transparente alegría,

En su esencia

No hay sequía.

Cual cornucopia

Seguirá mostrando,

Continuara proliferando

En interminable galería

A veces sanguinolenta

Muchas otras, fría

Pero siempre icónica

Tal vez

Como figura exótica

Como atractivo asimétrico

Como bélica reliquia

Como la piedra inmarcesible

Como el ultimo eslabón

En el desfile del museo

Que si no fuera

Por la bizantina estatua

Parecería un mausoleo...




JULIETA IALLORENZI

PATENTADO EN SADAIC Y DNDA

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