oscar perdomo marin

La dulce ingratitud que tanto amo

La dulce ingratitud que tanto amo

 

Yo no sé si te quiero cuando lloro,

si lo que fue se lo tragó la arena.

Rumio de soledad y siento pena,

cuando el amor a la razón imploro.

 

No es racional amar y lo deploro;

tampoco es racional esta condena

de amar a la pasión que me encadena

a confundir el cobre con el oro.

 

Eso lo sé, quizá también comprendo

en mi alma de eterno enamorado

la dulce ingratitud que tanto amo.

 

Y busco y busco en el camino andado,

aunque sepa que el alma va muriendo

cuando no me respondes si te llamo.