alupego (Ángel L. Pérez)

VACÍAS SE QUEDAN LAS CALLES

VACÍAS SE QUEDAN LAS CALLES

Va sembrando el pensador,
la simiente que le crea.
Cada grano que germina,
sin dudar rompe la tierra,
donde se gesta y se cría.
Fruto de su pensamiento,
debatiéndose entre dudas.
Siembra de ricas cosechas,
cuando se riega y se cuida.

Caminan los sentimientos,
zarandeados por la duda.
Pálpitos que se desnudan,
reclamando la certeza.
Y la razón palpitando,
entre vapores de bruma.
El pensador se quedó,
entre el gozo y la tortura.

Pálidos lirios que flotan,
perdidos entre las sombras.
Ausentes en la pereza,
se yerguen como palmeras.
Y su exquisita belleza,
rompe la frías tinieblas.
Esplendorosas las formas,
de enriquecedora esencia.

El pensador se detiene,
sopesando lo que piensa.
La mente abierta al espacio,
como una ventana eterna.
Sin grilletes que le opriman,
ni verjas que le contengan.
A manotazos se escurre,
de las ladinas contiendas.

Va creciendo la ignorancia,
cuando el saber se hace el dueño.
Debatiendo entre tinieblas,
la luz de sus pensamientos.
Los ojos mirando fuera,
pero por dentro sintiendo.
Almidonadas las ropas,
que visten su entendimiento.

Vacías se quedan la calles,
cuando es verdad el sentimiento.
La mente se va llenando,
de viejos sabores nuevos.
A.L.
http://alupego.blogspot.es
20/07/2019