JOEL ALEJANDRO HERNANDEZ VELAZQUEZ

Para alguien en el Manicomio

Con delicadas, dementes manos, detrás de las sórdidas barras,
Él sostiene sus flores, manojo apretado en densas lágrimas;
Aquellos marchitos ramos de paja, marcan miserablemente
Su espacio, universo enjaulado, donde contempla al mundo indolente.

Pedante y lastimoso. ¡Ah, como luchan su arrebatadora mirada
Contra la indiferencia! ¿Saben ellos de los sueños divinos que lo agitan,
Riendo como en un sueño encantado por el vino,
Mezclando en una quimera su melancolía con las estrellas?

¡Oh, Hermano desdichado! Sí, de tí sienten lástima.
¿No he cedido con alegría a la promesa de tus ojos,
Reino de los tontos, lejos de los hombres que siembran y cosechan
La vanidad de sus días? Mejor que las flores mortales
Son tus pequeñas rosas lunares: Mejores que el amor o el sueño,
Las estrellas han coronado con olvido la soledad de tus horas.