Matias 01

PRESENTIMIENTO

Se ha ido

con su preludio, no así de repente,

poco a poco, como en un sueño

Ya no está más.

 

No llegó el dolor-ya estaba aquí-

desde entonces todo se hace con mayúscula;

la ausencia, el vacío,

el nunca más,

la nada que envuelve todo

ya está aquí.

Levantando su urbe de sombras.

 

Se ha ido,

como se va el golpe

dejando una herida,

como se va el martirio

dejando despojos,

después de tanto amor,

después de tantas cosas,

después de tantas vidas.

 

¡Ya no está más!

¡No queda nada!

La muerte indómita

se muestra y sorprende con crueldad,

tanto que estoy de piedra,

tanto que también estoy muerto;

Se cierra un libro,

desaparece una puerta,

se abre un hoyo;

y en el otro lado, en la otra orilla

ya hay un lecho donde duerme mi alma.

 

Ahora está allí,

con una luz que no cesa de crecer,

con alas celestes

brillando en mi sueño,

poblando mi mente;

Mi cuerpo ya es una pesada sombra

desandando el tiempo,

hurgando caminos despoblados

en una taza de té,

arañando el silencio

a la impasible noche.

 

Ahora está allí

en el misterio, abstracta

invisible, sin gestos, sin tiempo,

en secreto como mi amor;

y la extraño tanto

que no puede estar ausente,

que no puedo estar solo,

sobre todo en la noche

y en la madrugada más profunda,

en que la piedra balbucea

interminables notas de quebranto

 

¡Y la necesito tanto!

al rayar el alba, cuando abro los ojos

cuando me invade el deseo inacabable

de irme, de huir

y encontrarla, en la otra orilla;

Son instantes crueles,

que crecen como hoguera sin fuego

enrejada por la ausencia.