Armando G.

Sí, te hice el amor

Cerré los ojos pensé en ti

tus palabras llegan a mis oídos

sentía que acariciaban mi piel

eras tan real,

increíblemente real

aspiraba el aroma de tu cuerpo,

sentía en mi pecho el calor de tu espalda

el olor y la cosquilla que producían tus cabellos

la cercanía de tu cuerpo,

despertaba a ti,

revivía por ti,

bese tu hermoso cuello,

tu boca,

tus labios entregabas

al más dulce de los besos,

el moreno de tu pecho,

la blancura de tus senos,

lo exquisito de tu vientre

 

Mis labios te recorrían,

despertabas a mis besos,

tus fuertes muslos,

tus rodillas bajo mis labios

sentían la cosquilla,

gemías, reías.

 

Te volteé,

de tu espalda

me encargue,

con mis labios la recorría

no quedo centímetro sin besar

toda la transite

desde el cuello

hasta el sitio donde termina la espalda,

aspire el aroma que desprendías,

el olor de hembra en celo

el deseo de mujer apetecida,

 

Continúe mi camino

buscaba tus pies,

los necesitaba,

los quería con mis labios besar

quería en ellos descubrir

cuanto sientes al amar.

 

Temblabas,

tu cuerpo se lleno de vida

convulsionabas

tu orgasmo me entregabas,

busque tu manantial

bebí de tu fuente

sacie mi sed de tus fluidos

me alimente de tu entrega

me llene de tus misterios

mi boca sabia a ti

el olor que emanabas

me convertía en parte tuya

me subyugas a tus deseos

me esclavizas a tus placeres.

 

Busque tus labios

necesitaba tus besos,

quería morir,

morir en tus brazos,

morir por tu amor,

que mejor manera de morir

que descubriendo tu pasión.

 

Hicimos el amor,

el amor jamás hecho

siempre deseado,

que deja tan dulce sabor

el mejor de los recuerdos.

 

Termino la entrega,

llenos de olores

a sexo,

a sudor,

nos unimos,

casi fundimos nuestros cuerpos

de tan fuerte unión que se formo,

nos quedamos tan quietos

solo se escuchaba la respiración,

el sonido acompasado,

de dos  amantes que descansan

con satisfacción

por lo que han vivido

por la entrega que se consumo.