Adolfo Rodríguez

Pídeme

Puedes pedirme cualquier cosa,

pide que me beba tu alegría,

tu juventud, pide por favor,

mis manos, todas mis manos

llenas de tus sonrisas,

todas mis miradas colmadas

de tu luz, de tu mirar.

 

Pídeme cometer ese pecado

tan original, tan libre de inocencia,

el único que incluye

su propia redención…

 

Pídeme ese beso que recorra

tu espalda, erizándote la piel,

la caricia que te ponga de cabeza

y le de la vuelta al mundo

en ochenta versos, pide

todos mis pensamientos,

todos mis sueños y vigilias.

 

Pide el resto de mis lágrimas,

aunque no quieras usarlas,

pide que te invente mil y una noches

para no dormir cazando estrellas…

 

Aunque nada te haga falta,

pide todo lo que tengo,

pídeme que te siembre un árbol,

que te escriba un libro y por favor,

por lo que tú más quieras pide

que te engendre un hijo y déjame,

por fin, ser verdad con tu verdad.

 

Pídelo y rescátame de esta

soledad rupestre y cavernaria,

pídeme esto o algo más y no dejes

que todo se muera entre mis manos…

 

Con la boca tan llena de tu nombre,

con la mirada tan llena de tu ausencia,

con ese hueco tan lleno de tu olvido,

con un silencio tan poblado de rumores,

una muerte tan vulgar y ordinaria

como solo puede ser una triste vida

tan vacía de tu amor.

 

Pídeme lo que sea, pero no

me pidas nunca que te quiera más

o que te quiera menos, eso no puedo

ni tan siquiera imaginar cómo podría hacerlo…