alupego (Ángel L. Pérez)

LA VIDA SE TORNA EFÍMERA

LA VIDA SE TORNA EFÍMERA

No se conforma el cantor,
con entonar la tonada.
Su canto quiere llegar,
al sentimiento que emana,
de cada sutil latido.
Que cada fibra retiemble,
con cada verso emitido,
que su voz viaje sin pausa,
a despertar los sentidos.

Reliquias en el desván,
de sombra y polvo vestidas.
Como borrosos recuerdos,
que se desnudan deprisa.
Una ráfaga en un sueño,
convertida en pesadilla.
La minúscula partícula,
en el vórtice del tiempo,
que apasiona y delimita.

Suena el ritmo sin sonar.
Suena la voz ancestral,
que atraviesa el sentimiento.
Y retumba en el cerebro,
una nota desigual.
Sin luz vive el animal,
entre las sombras reptando.
Es el instinto la luz,
que guía su caminar,
o sin vista puede ver,
lo que no ven los demás.

Verdes praderas sin fin.
Latente vida interior,
alfombrada de lisonjas.
Dentro nace la pasión,
de la que nace la vida,
al mismo ritmo que el Sol.
Como dentro de la tierra,
se afanan las criaturas.
Nada pero cae al fondo,
quien sin saber se destierra.

El niño que siempre habita,
acurrucado en el alma,
despierta nuevas pasiones,
y caducas añoranzas.
El pasado le sepulta,
el presente le confunde,
y del futuro se inhibe.
No sangra el cuerpo sin vida,
ni vive la incertidumbre.
Ráfagas en el dolor,
de ternuras que se aferran,
a la vida sin pudor.

Canta el cantor sin acento,
revestido de verdad.
Mientras el hambre se acuna,
con la falsa caridad,
que viste pero no cura.
Roza el verso la razón,
entre andrajos escondida.
Serpenteando se desliza,
al fondo del corazón.

Primaveras de canciones,
florecidas en las venas.
Por la sangre veneradas,
y besadas por el Sol.
Como reliquias que afloran,
limpias de polvo y hedor.
Ramillete de alegrías,
arrancadas del amor.
De racimos de caricias,
que derrama la canción.
Como un soplo que libera,
al verbo de su sopor.

La vida se torna efímera,
pero permanece el Sol.
A.L.
http://alupego.blogspot.es
14/07/2019