A. Martinez

Siempre.

 

Siempre tu rostro
abriendo páginas nuevas
en la imaginacion
llegando en silencio
como los días frescos
de las semanas chicas
prodigando una
quietud exuberante
diafana
que se lanza
contra la retina
hiriéndola de eternidad
acuchillando rutinas
vaciándose entero
sobre
mi revolucionada mirada
para tatuar
tus ojos mansos
en el silencio
de los míos
fagocitando
lo que veo y huelo
lo que pienso y digo
empujando
mis intenciones
hacia los labios
herbívoros
al cabello que baja
a la sonrisa
que desorienta
y calma
al rosado
que se carnaliza de vida
en la bondad
de la expresión
al cuello que invita
a seguir camino
al sur desconocido
donde la forma
es cautiva de la ropa
donde ensimismado
escucho y presiento
un íntimo dulzor
una especie de canto ritual
antecesor litúrgico de la dicha

 

Eduardo A. Bello Martínez
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