Ben-.

Insatisfacción-.

Doblo las cucharillas de mi ajuar a mordiscos, y rozo la tierna locura entre unos brazos que sostuvieron un mundo podrido de agujeros y años perdidos. No puedo escapar. Mis dientes afilan la podredumbre e invaden los puertos consternados. Allí meto los pocos enseres que me sobran, piezas dentales, dormidos núcleos de alabastro, un átomo que da la vuelta al mundo, ese universo de plástico que goza todavía de mis caricias, quizás la perforación de un tornillo en zonas próximas al cerebro. Juncales y tribunales, qué dos palabras tan formativas! Arranco los números, los alfabetos triunfales, las lagunas y la amnesia de estos tiempos tan bastardos. Y es el asfalto el que me recuerda que el hombre no nació para ser feliz-.

 

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