Denme tan sólo un momento para ver los sueños de la vida.
Un deseo de cumpleaños a medianoche de una niña que se encuentra sola.
Una oportunidad al farol medio roto de iluminar una vez más la oscura avenida.
La ocasión en la que unos adolescentes cantan a todo volumen la música reproducida desde su coche.
Denme tan sólo un momento para saber lo que es la vida.
El sufrimiento oculto en la sonrisa del niño que duerme en un cartón al otro lado de la calle bajo el farol medio roto.
La sangre que brota del anciano que ha sido brutalmente atacado por un par de billetes y joyas.
Denme ese instante para comprender lo que es el vivir.
La fuerza ejercida en el agarre de sus manos de los novios recién casados.
En la soledad de una banca desgastada que ha brindado soporte al que se ha sentido cansado.
Denme ese minuto para hablar con la vida.
Donde le agradezco por cumplir el deseo de medianoche a esa niña que está con su nueva familia.
En la que le grito por dejar que el farol medio roto dejara de iluminar al niño que tiembla de frío ahora en la oscura avenida.
También la felicito por darles ese espíritu de libertad a los adolescentes que siguen cantando alto en su coche.
Donde no me molesto en ocultarle mis lágrimas al ver los rostros de los familiares del anciano ahora ya fallecido.
Le reclamo porque veo que la banca desgastada soporta a un hombre solitario luego de que su esposa lo abandonara.
Denme un segundo conmigo misma para entender lo que es la vida.
Denme una vida para entender a qué se le llama vida.