RICARDO ALVAREZ

TORRENTE DE RIADAS

 

 

 Voy viajando por surcos pedregosos

como un rio de piedras anchas,

sendero de rocas duras

trazadas por el viento.

Cristalino en la mañana

donde los bosques umbrosos

aclarecen por la lluvia

y en los valles fértiles me deslizo

tierno y bondadoso,

alimento acequias en la cesta

majestuosa del trigo,

de mi beben los abrojos

y los pastizales liberados de apriscos.

 

Por las noches trémulos amantes sonoros

musitan a la ventisca de mi oído

apoyando sus azucenas sobre mis hombros

funden sus manos oscuras y saltan a la claridad.

 

En mis aguas hay quietud sonora de plácidos nidos.

Aguas en sosiego de lagos son alcanzables

en las riberas que los pies apoyan,

como un mármol de tierra bendecida

corteza de árbol o piedra seca y dura,

viajan por mis orillas la castidad

de corazones abiertos que enrocan

con la vida. En el aluvión inexpugnable

 

hay pórticos de soles en obertura,

ritos sagrados que nadie se anima

cual sorber el corazón de la vendimia.

 

Me inclino al huerto de apasionados amantes amores

con flujos teñidos de purpura, atestado de mil ciudades difuntas,

pueblos que se desparramaron en diáspora,

ágoras y puertas refundo sin vitrinas

cuando percibo que las almas se unifican

en un bálsamo acuoso transparente como lluvia

sin estar sobrecargado con la vanidad de la espuma

siempre libre como torrente de riadas.

 

 

 

De LLUEVE EL VIENTO EN LOS TEJADOS-  A publicarse en julio 2019 - Ed. PALIBROS - N.YORK - EEUU

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