alupego (Ángel L. Pérez)

NO SE DOBLEGA AL PARTIRLA

NO SE DOBLEGA AL PARTIRLA

Una paloma que vuela.
Una palabra que aflora.
La mirada que enamora,
doblando la voluntad.
Impactante realidad,
que la belleza devora.
Una criatura que llora,
derrumbando el pedestal.

Bondades quiere la vida,
en su devenir errante.
Una comprensión constante,
de la verdad que transita.
Manos que firmes aprieten,
lo que la razón prodiga.
Y en aquella voz amiga,
el sonido que te abrace.

Viajeros en la corriente,
de furiosas sacudidas.
En el cenit de la vida,
el equilibrio se rompe,
entre dudas y diatribas.
Un pálpito que transciende,
en la verdad que se esconde.
Un sibilino reproche.

En el vergel de los sueños,
duerme el ánimo sin vida.
Fantasmagórica dicha,
flotando en la oscura noche.
Manto florido que cubre,
las experiencias vividas.
En los frágiles resortes,
donde se juega la estima.

De afiladas puntas hiere,
el látigo las esquinas,
de la dormida conciencia.
Generosa aquiescencia,
de quien la derrota acepta.
Una constante latencia,
de la inamovible esencia.
Lenta late su presencia,
cuando se torna atrevida.

Poliédrico amor que acepta.
Sincero amor que se entrega.
Cuerpo que sin ser retiembla,
en las redes que le envuelven.
Una malla de querencia,
tapando las ansiedades.
Sincronizados latidos,
con el ritmo que le embebe.

Extensas las letanías,
que en la hoguera reverberan.
Danzan ladinas promesas,
como sibilinas áspides,
reptando ocultas sin vista.
En la profunda agonía,
que nace de entre las brasas.
Pérfidas sombras caminan,
entre cristalinas gotas.

La flor vacila en el tallo,
cuando la brisa la anima.
Al ritmo de su canción,
baila sin dudar altiva.
Ni el aroma ni el color,
se doblegan al partirla.
A.L.
http://alupego.blogspot.es
06/07/2019