RIMUZ

BORRADO Y EXPULSADO

 

La vida para algunos se trata es de ir arañando en los caminos cada fracción de cada cosa aprovechable y ponerla a resguardo de cualquier otra mano deseosa.

 

Bueno, toda regla tiene su excepción y está era la satisfacción personal de mi amigo Carlos luchando por crear un colectivo digno de ese nombre.

 

No en vano, - cuando muchos, entre ellos él - raspaban la olla cada fin de mes, entonces era compadre o padrino de más de cincuenta de sus compañeros, todos ellos, deseando tener un vínculo más cercano con él a quien le ofrecían ser parte de sus familias por medio de este recurso, y él siembre accedía a aceptar dichos honores, por tal razón eran muchos sus compromisos sociales para atender y mantener vivos estos vínculos.

 

La verdad con tantas muestras de aprecio se sentía importante lo que le llevó a pensar en servir aún más a la comunidad y se candidatizo para ser parte del consejo de la organización.

 

Con tanto compadre y ahijado era imposible no lograr su cometido y presentó su nombre a consideración.

 

No fue ni costoso, ni requirió de un esfuerzo por encima de su diario vivir y costumbres para lograrlo.

 

Sus compadres y ahijados en verdad lo apreciaban y querían dándole su voto corresponder al cariño con que Carlos de siempre los trataba.

 

Se estreno como vocal del consejo de la organización y en la votación interna de dignatarios, con este mismo actuar, consiguió hacerse nombrar como presidente del consejo más, con el paso de los días en el cargo, algo empezó a cambiar en su conducta.

 

Bueno, pensaba él, con mi nivel de compromiso y el nivel de nivel de trabajo que a mí mismo se impongo para lograr mis objetivos debo descuidar mis compromisos personales, cuando estos, por lo contrario, como consecuente de su nueva posición empezaron a crecer y crecer, y claro, al no atenderlos, esto le hizo ir ganando una fama de antipático y más, cuando la verdad, nunca se distinguió por hacer favores a sus numerosos relacionados que al momento de votar para elegirlo, pensaban en que la dirección de la organización fuera más accesible a resolver sus necesidades por considerarlo como alguien de su entraña por su voto y sus vínculos, así que ellos, también como una reacción natural a la olvidada relación empezaron a tratarlo de forma deferente por su cargo.

 

No hay cuña que más apriete que la del mismo palo y Carlos empezó ser consiente de esta reacción, y se dijo: bueno, con una tarjeta de felicitación debidamente edulcorada con mensajes motivaciones nacidos de mi entraña; al menos así los firmaba, a de bastar, así fuera el mensaje igual para todos. Ellos deben ser conscientes de lo importante que son ellos para mi; y así, su presencia ya era una imagen lejana que se multiplicaba exponencial con mensajes por redes sociales de positivismo tomados de redes sociales en su camino sin retorno, pues nunca tenía voluntad de recibir mensajes de nadie en su nuevo papel de maestro espiritual de todos sus contactos.

 

Se sentía muy cómodo con este proceder y con el mismo logro algo que sentía siempre le había faltado, tiempo para sí mismo acostumbrado como estaba siempre al alboroto, esta soledad meditativa se le estaba convirtiendo en aburrimiento y empezó a frecuentar sitios exclusivos donde, en su don de gentes, inició relaciones altamente productivas con personas de medios económicos muy bien relacionadas.

 

Muy pronto pudo Carlos darse cuenta como el compadrazgo y tener ahijados tienen menos fuerza que una palanca bien conectada. Muy pronto, sus medios económicos empezaron a crecer de forma a acelerada y sus gustos a refinarse, pero nunca se olvidó de ellos. Siempre había lugar en su corazón y en sus tarjetas y más, cuando se avecinaban elecciones en su organización así como en otras juntas directivas empresariales y gremiales donde se moviera el dinero y siempre, pese al resentimiento de estos, él volvía a ganar sus corazones y sus votos.

 

Yo volví a verlo cuando regrese después de veinte años de ausencia.

 

Coincidimos en una de las raras ocasiones en que la ecuación costó beneficio por asistir le resultaba favorable.

 

Sin conocer toda esta historia, tuve la ilusión de restablecer nuestro lazo de amistad de nuestros tiempos de pregrado.

 

Recordamos viejos chistes y momentos.

 

Nos dimos nuestros números de contacto.

 

Al cabo pude ver me colocó en su lista de difusión de inspirados mensajes reenviados casi diarios, yo le envié dos o tres mensajes personales procurando reunirnos los cuales nunca contestó, al final le pedí me borrara de su lista de difusión y así lo hizo, solo me dejó en la lista de su tarjeta navideña enviada por correo cada año con un inspirado mensaje de su autoría elogiando la amistad.

 

No se si eso fue un olvido o por que alguna brizna de esos tiempo aún se guarda en su memoria.

 

Yo igual se la contesto con iguales deseos por WhatsApp en este ejercicio tonto e hipócrita el cual no se si algún año tendrá fin.

 

Por ahora sigo expulsado de su presente y no se, si algún día le puedo volver a ser útil en medio del disfrute de nuevo como lo fui mientras duró nuestra amistad pueda volver a deparármela.

 

RIMUZ – CIBORG MR