Alberto Escobar

Segundos

 

Segundos que se llenan de razones...

 

 

 

 

 


Mira el reloj.
De pared.
Nota que cada segundo tarda
lo mismo en pasar.
El tic tac rasga lento cada una
de las meninges, la inexorable
gota del tiempo diluye su ser.
Vive despacio cada latido.
Cada instante.
Nota que respira, que transpira
cada segundo de ese reloj, viejo.
Nota que sea día de laborar, sea
día de fiesta el tic tac, constante,
maderametálico, se rige bajo la
misma tónica.
Piensa.
El precio de cada segundo es el
mismo, sea de laborar, sea de fiesta.
La vida transcurre cada segundo
sobre el mismo carril incierto,
cruento y placentero, no importan
fiestas o labores.
Piensa.
Si ese precio, que me es dado pagar,
es el mismo, días rojos, días azules,
debo darme al mismo disfrute, a la
misma tristeza, a la misma perplejidad.
Piensa.
Si el precio es el mismo es
que vale lo mismo, entonces...
Debo vivir lo mismo.
Un segundo de labor cuesta lo mismo
que un segundo de fiesta.
Cada latido repleta de rojo todo
el venamen, de la misma manera
la savia es idéntica un día de labor
que un día de fiesta.
Mira el reloj.

Piensa...