Dulce.
Dulce, estática
y suave te dejas ver amiga mía.
Con tu amor en flor
y tus sonrisas...
congeladas por ese frío del desamor.
Sensible
y bella miras a tu lado esto,
que te deja ser una canción,
un poema.
Una bella sensación de ver el alado ahí.
Donde miras tú están las dulces alas
del que te sabe encontrar entre las luces.
Entre sombras
y los deseos de ser,
¡ Sí!
De ser más que una eterna muestra
de la fría soledad,
eso eres tu mi dulce amiga;
Una estatua que ya no es sal,
es más que eso.
Una hermosa pero helada mujer en la oscuridad.
Esa fui yo y no lo niego,
no lo puedo ocultar,
fui yo la que un día se vio así
al fondo de su lar,
sin amor,
sin fe,
sin poder casi confiar
en los besos de un amado en su niñez.
Que endúlza con palabras su soledad
y sucumbe libre ante las tiernas miradas.
De la vida, del eterno amar,
del poeta y su dulce cantar,
del amigo y su ternura al hablar
***
DL.VI.
XI.
*