Luca61

Caés...

¿En mi, qué indicios quedaron de aquella jaula de sudor?
Sudor de aquella mirada, que en cada fotograma deambulante, bellos y escasos de colera, apaciguaba al mediodía…
¡Ay¡ Si hallara el mediodía el bastión de lamentos salados, los labios secos y despellejados le dejaría, como alguna vez los míos ha despojado de su virginidad inocente…

¡Ay! ¿Cómo la rama aspera que pende de la angustia se exime de lacerarnos?…

¿Qué tan lejos te has ido?
Has echado raices en los rieles de un dibujo mudo, mi cuerpo. Los petalos de un trueno besaban la oración edulcorando tu aliento abrasador…se dirá de la noche que atrae malos presagios, piensan, la noche es un volcán a punto de estallar, expande libertinaje a la locura.

Pienso yo, es un monumento especial, monumento en el cual duerme la cera de tus armoniosos pies, en el cual sueña la marchita mecha, madre de una llama gélida, en el cual siempre un mechón de tu pelo moreno poliniza mis sentidos con la pasión remojada de un maldito ayer, súbito y desesperado por volver…

Viene vacío, vistiendo una venda, vierte su vergel ciego, haciendo caer sus cúmulos, caen cual traidores, arrodillados ante los deseos, sin saber que decir. Ya nada han de relatar si son consumidos con rapidez, si somos vicios dependientes de ellos, hay que saber hacerlos relatar, siempre con la cantidad necesaria capaz de intoxicarnos dulcemente…