Paty Carvajal

El tiempo que nos queda

No te alcanzarían las cruces del calendario

para que el sol naciente de tus labios

cure todas mis heridas.

 

Serían insuficientes las restantes lunas llenas

para las muchas veces que yo quisiera

me hicieras el amor

lavando con sigilo en mi piel

el destierro.

 

¡No!.. no serían bastantes una o mil promesas

para revertir el vacío y la tristeza

de incontables silencios y ausencias.

 

Tan quebrada me has dejado

tan agonizante me he sentido

que todo…

todo proceso sería más prolongado

que el tiempo que nos queda.

 

Pero…

-y escúchame bien-

A pesar de las tormentas

y los excesivos naufragios.

 

A pesar del desconsuelo de los astros

y las estrellas caídas al fondo del mar

yo… solo yo… -sobreviviente-

me dejaría tomar por tu mano.

 

Tendida en la proa de tu barca  

mirando las velas de tus sueños

y percibiendo en mis vértebras  

el atávico vaivén del mar…

volvería a confiar en tus remos.

 

Y te daría el borrador de mi horizonte

para que tiñeras con tus rubores   

un nuevo nido en el arcoíris.

 

Quiero sentirme:

luna en tu costanera,

tango en tu melancolía,

quehacer de tu inspiración,

y la reina erótica y espiritual

de tu cuerpo, rumbo y esmero.

 

Acepto la ofrenda de tu rogativa.

Irnos a la deriva del destino

en una travesía sin premura:

sin egoísmos, sin reservas,

sin reproches, sin vuelta.

 

Hoy el alma, desde su crisálida,

nos devela el secreto del amor.

 

Si un gran sentir no se esfuma

con la lluvia, la furia y la penuria

será la sublime cita eterna

de dos que formaron unidad.

 

Del alma, el amor te hizo mío.

Del alma, el amor me hizo tuya.

 

Mi mal, mi bien, mi totalidad:

porque siempre soñé

-sin jamás imaginar-

verte a mis pies.

 

Porque ambos deseamos esto

a pesar de experimentar lo que es

resplandecer y morir en lo nuestro.

 

Porque crecer no es fácil

y ninguna escuela nos enseñó a sufrir

ni nos explicaron el sentido del dolor.

 

Porque dicen que todo tiene un fin

y luego de neutralizar ese todo

el nuestro es lis y lucero.

 

Porque tienes una deuda conmigo

y me he ganado ser la estrella

del mejor capítulo de tu vida.

 

Porque mi nativa naturaleza

es la de toda mujer que ama:

asombrosa, estremecedora e ilimitada.

 

Porque sin medida…

te amo

y a nadie…

nadie más aceptaría.

 

Sin más verbos ni cábalas,

sin perder un minuto más…

el tiempo que nos queda

¡llévame contigo!

 

La lontananza que reste

será poesía de Dios.

.

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P-Car

 

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Paty Carvajal-Chile

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