Ayekan

El tiempo dormido.

Me quedé dormida esperándote.

Cuando te grite en mis sueños,

¿Acudirás?

 

Y cuando la luz ya no exista

¿Vendrás a mi llamado?

 Si mi garganta no grita,

pero mi cuerpo te nombra

¿Sabrás que eres tú?

El llamado al abismo

el jinete oxidado

el consuelo sin nombre

el adefesio burlado.

 

¿Sabrás que eres tú?

Cuando la tierra se seque

cuando los hombres se vayan

cuando tu cuerpo se pudra

cuando olvidemos tu nombre.

 

¿Permitirás que me duerma

Que olvide tu rostro

que calle en mil lenguas

que salte sin peros?

 

Te llamaré;

te buscaré en mil sueños,

preguntaré por ti en todas las tierras,

te llamaré hasta que sea imposible.

Y esperaré tu llegada,

como la niña dormida,

como guerrera cansada,

como anciana muriendo,

y ya no será tarde;

no mediremos el tiempo

será sólo un momento,

un pestañeo en mil años

en que no necesite llamarte

para yacer a tu lado.