RIMUZ

SURFING

Entre bañistas de playa en jolgorio de muchachos golpeados por las olas vi su barba blanca.


Algunos de los muchachos -algo alejados - queriendo sentir su dominio sobre el mar se mantenían caabalgando o boca abajo en tablas de surfing.


Pronto llegó a unirse a ellos una esbelta y bella chica rubia quien dominó de inmediato este conjunto y - en su accionar - perdí al viejo Whitman de quien alcance a otear su barba.


En mi caminata costera los volví a ver esta vez junto al muelle.


Ella con su tabla retando al mar - tratando de vencerlo por momentos poniéndose en pie sobre su tabla y él observándola con regocijo en su tarea desde el borde de la playa.


Tuve de inmediato la intención de construir un poema de la textura y del acerbo del viejo, donde él canta en sus hojas de yerba a todo lo que existe y toma forma sobre el mundo, más, esto resulta casi un imposible por que sus mundos revientan sin descanso cual las olas y en este momento, vi a la surfista ser arroyada por el mar que la alzó un par de palmos sobre las olas para volver a caer como una laucha.


Ella gozosa en su lucha y volvía a surfear sobre el mar buscando con sus brazadas el punto donde nacen las olas - y yo – cámara en mano - capturaba estos momentos tal vez mejor que en mis palabras que el tiempo podrían madurar.


En tanto se como el viejo - interminable – seguía a la chica en sus firmes formas. Su ajustado body oscuro – su top de cruzadas tiras blancas en su espalda y su larga y rubia cabellera cual látigo entre las olas y el canto en movimiento de la chica y - el gato - y el viejo - a quien nada le amilana y a bien escribe un poema en cada cosa para que la vida no se venza y pueda yo seguir en mi tarea mirando todo lo que en el mundo mueve y como tal cantar sobre la vida en tierra y en el agua.

 

CIBORG MR