Julio Noel

En el refulgente horizonte un fuego de oro arde,

En el refulgente horizonte un fuego de oro arde,

la áurea guedeja de los chopos sus lenguas lamen,

sus inasibles dedos una glauca red tejen

entre las verdes sombras del plateado ramaje.

Por los dorados hilos del intangible tul

fluyen blancas melodías de canoras aves,

sus notas se esparcen como delicados versos

que endulzan los aromas de la cálida tarde.

En las nítidas aguas se reflejan mis sueños

como diminutas sombras de seres irreales,

su imagen se evapora en la rizada corriente

que heroica irá a morir al fondo de los mares.

Las ondas etéreas se llevan mis pensamientos

por los fragosos caminos que cruzan el aire,

se difuminan en las elevadas alturas

en busca del centelleante oro del fuego que arde.