Con la ternura de un niño te miré,
Con la dulzura de mi sonrisa, te conquisté,
Con toda el alma de ti me enamoré,
y con el corazón te amé,
Es por eso que núnca te olvidé...
Azul como el cielo se convirtió tu presencia,
Que cada día iluminaba mi mundo como el sol,
Que al atardecer cálido y veloz convertía,
Queriendo robarle al tiempo mas minutos para no tener que decir adiós...
De amarillo se vistío mi camino,
Como si fueran trozos de oro cada detalle,
Una palabra siempre basto para lograr el más cálido beso,
Que poco a poco de rojo escarlata convirtió nuestros momentos,
Cuando la pasión se adueñaba de nuestros pensamientos...
Tintes de violeta y verde esperanza, convirtieron nuestros sueños,
En la más bella realidad esperada,
Cobijándonos de matízes de plata,
Despertando entre nubes blancas y sábanas rosas,
Con las almas entrelazadas.