R. Gruger

Te eché de menos

Eché muy de menos niña mía

tu sonrisa forzada,

y tu pena y tu angustia

y tus tráumas.

 

Eché de menos tu voz contestataria,

y tu forma rara de amar

mientras maltratas.

 

Eché de menos tu orgullo,

la porfiada actitud de tu mirada,

y tu alma atribulada

que anhela la ternura

y la rechaza...

 

Te eché de menos, niña mía,

en el cantar del silvo triste

que en el pinar se colaba...

y en la montaña distante

y en la nostalgia cercana

y en la quietud solitaria,

y en los misterios del bosque

te busqué Oh niña mía...

...Y no estabas.

 

R. Gruger, Jarabacoa, 1984