Este mi amor atávico por ti,
sin principio y sin fin,
contra viento y marea,
aun cuando te despediste
yo te sigo esperando...
Esperando que llames,
esperando que llegues, y si una noche
sucede el milagro...
tu ¡ocuparas mis huecos!
¡todos mis espacios!...
Y apagarás con tus labios
y caricias,
esa llama de mis dudas y deseos
que frustra en mi,
la endeble intención
de olvidarte...
Y cuando marches
sin palabra,
hechizado o embrujado
volveré s esperar,
a esperar que suceda...¡otro milagro!