Me duermo con tu recuerdo y lloro,
por las bondades que me regalaste,
despierto y viva tu imagen me sonríe,
cual si halagarme quisieras.
Triste recuerdo me acongoja,
pues ya no estás conmigo,
ya no te visto y no te mimo,
y no me llamas cuando me extrañas.
Ya no me duermo alerta de tu sueño ,
porque los ángeles vigilan tu descanso,
ya no te veo cada mañana,
cuando solíamos darnos un beso.
Sé que te ha costado esta partida,
sé que más de dos veces lo mediste,
por no apartarte de mi vida,
y no causarme más otro dolor.
Te marchas por tu felicidad infinita,
con gran valor en este corto viaje,
con el férreo coraje por la vida,
y por brindarme un amor inmenso.
No llevas prenda alguna contigo,
más que mi cariño entero,
así como el de mucha gente,
gente a la que amaste profundamente.
Ahora comprendo el porqué te despedías,
con un deseo aparente en tu semblante,
por el gran dolor terminal que te minaba,
y por la paz buscada en el último tramo.
Ahora sé que te marchas de mí,
sin que nunca dejes de existir conmigo,
estarás en paz en un entorno diferente,
en el que no existen dolor ni penas.
Ve con Dios amada mía,
ya no es el egoísmo mío el que te frena,
ni mi necia voluntad de retenerte,
ve con Dios madre querida.