Santiago Esquivel

Balada de un poeta triste.

*balada de un poeta triste*

 

La mañana bombardea, bombardea impotencias por las calles
Vomitando desconsuelos por la extensión de mis mejillas.
Se escurre, se escurre la fealdad por las miradas que me chocan
Improvisando desesperaciones en la morfología de mi cara.

 

Asqueroso cerdo masoquista, susurrante, fantasmagórico
Maldito, maldito antónimo universal de belleza.
Qué absorbe e inhala el susurro intranquilo
Que escapa, que escapa desde cada rincón de lo inhóspito.

 

Lo apagado de mi brillante luminiscencia
Evoca las onomatopeyas que caían desde tu boca,
Esas que arrasaban, y llevaban, y arrastraban
Cada una de las cosas que mi alma, que mi alma lamentaba.

 

Soy la poesía improvisando versos metafísicos
En la agrietada morfología triste de tu boca.
Yo soy el suicida, yo soy el suicida
Qué apostó su destino al azar de una complicidad
Y el que la perdió aún perdiendo el derecho a perderla.

 

Cae la noche, cae la noche vestida de besos ajenos
E inundada de aspectos pálidos
Y sigo escondido, agazapado, frustrado,
En el rincón, en el rincón más remoto de lo inhóspito
Ahí, en el escarnio popular del vocabulario.

 

Agonizan pedazos de soledad alrededor de mis párpados,
Picoteados por la desesperación de la falta de compañía.
Porque como un poeta, como un poeta triste bajo la lluvia
Tengo los átomos repletos de poesía,
Los pulmones llenos, llenos de melancolía
Y las manos llenas de pétalos muertos.

 

Los antiguos rostros exhalan sangre por las multitudes
Y desvisten, y desvisten lentamente los hábitos del mundo,
Rememorando lágrimas, rememorando lágrimas ensangrentadas,
Y rememorando un millar de siluetas desperdigadas,
De siluetas desperdigadas en la falta de metafísica.

 

¿Cuántas gotas necesitas para saber que está lloviendo?
¿Cuántas lágrimas necesitas para saber que estás llorando?

 

Atardeciendo, discutí fuertemente con los pájaros
Y dejaron todos mis átomos descoloridos
Y me abandonaron,
Y me dejaron, y me dejaron solo,
Y me dejaron solo bajo un árbol que también estaba solo,
Y pienso, y solo pienso en lo solo que estamos,
Y solo pienso en lo solo que estamos aún estando juntos.

 

Y releo las cenizas,
Y leo lo que era
O lo que todavía soy:
Una partícula diminuta de semen,
Un pedazo diminuto de la nada
Y un pedazo diminuto de Infinito.
Soy cobardía escondida detrás del seudónimo,
Un simple marinero escondido detrás del capitán.

 

Y vuelvo, y vuelvo a volver a lo que era
Y vuelvo a volver a SER lo que era
Y vuelvo a ser sumiso,
Sumiso al avatar de un destino inexorable,
Qué vuelve, y vuelve, y vuelve
Y qué de tanto volver, se vuelve inevitable.

 

Y el mundo se asquea,
Y el mundo se asquea cuando me escucha respirar
Y en lo profundo, en lo profundo del mundo
No hay nada, no hay nada más que yo,
Ósea, no hay nada más que nada.

 

Y vuelvo a caer, y vuelvo a caer de rodillas,
Y de rodillas vuelvo al suelo,
Y me levanto, y me levanto más alto que el cielo
Casi tocando, casi tocando los rayos de un sol que nunca brilla
Para volver a caer, para volver a caer de rodillas,
Y de rodillas, volver al suelo.

 

Y ahora, y ahora que soy infinito,
Ahora que soy infinitamente infinito e infinitamente penca,
Rememoro, y rememoro cosas que ya no puedo recordar
Y recuerdo, y recuerdo que para ti soy solo un recuerdo
Y recuerdo las veces que recordaba que ya no podía recordarte.

 

Y mis versos están empapados, empapados de lluvia,
Empapados de lluvia triste,
Y yo estoy empapado, empapado de tristeza,
Empapado de tristeza cubierta de versos tristes,
Cubierta de versos tristes empapados de mí.