B Quinchanegua

Los enamorados de la luna

Los enamorados de la luna
¿Es el poema una virtud fulgente?
¿Será el poeta un iluminado?
¡No!
Es la pugna del corazón ardiente
con los sentimientos inexpresados.

 

Raza extraña que regala la Luna
con legítima y pura convicción,
aun sin numen que la sienta suya
y que vea en ello un rastro de amor.

 

Son anacrónicos los sentimientos
en este siglo de lo desechable,
pero para un intérprete del viento
son el germen de sus enfermedades.

 

Es que al ver en las fauces de la tierra
ocultarse al sol que brilla en abril,
Como un delirio estéril el poeta
ve incierta batalla de colibrís.

 

Refugio de las almas disonantes
que aspiran encarnar la primavera,
el verso es el don recalcitrante
de una existencia horrible y lastimera;

 

Y vibran todavía en su cadencia
los días transitados en la infancia,
¿Será el vaho que deja la inocencia?
¿O es el tiempo clamando en la distancia?

 

Pues de los niños con raudo futuro
surgen poetas de intensa ansiedad,
que no comprenden la furia del mundo
ni mucho menos la paz del hogar

 

¿Es el poema una virtud fulgente?
¿Será el poeta un iluminado?
¡No!
Es la pugna del corazón ardiente
con los sentimientos inexpresados.