Alexandra L

Alucinante

 

Seguía su palabra alucinante,
el viento mecía suave sus cabellos
la ilusión cegadora en sus destellos
era magia de sueños palpitante.

Tratando de seguir, siempre adelante
mas la utopía dormía bajo la almohada
polvo de estrellas dejado por las hadas
le empujaba a buscar en lo distante.

Que importa el tiempo, tampoco lo vivido, 
si hábil se filtra la luz de la mañana
el aroma sutil de aquella rosa
fue más que suficiente a su llamada.

Y no sabrá al final, ¿Que fue de ella? 
si de su puño y letra le escribía
cuando en las tardes abría la ventana
mientras risas y versos compartían.

Cálido corazón su miel derrama
en pulsaciones abate su agonía
en cuanto a él; nunca comprendió nada,
se esfumo la emoción y la armonía..

No era deseo, o la caricia necesaria,
tampoco soledad, o indiferencia fría
era un llamado eterno en la distancia
y tras su eco marcho sin despedida.

En libertad vuela feliz en gracia, 
sin reparar el cuerpo donde habita 
huellas profundas sobre la piel surcada
donde caudales de ilusión se agitan.

Por siempre fruto fresco, agua bendita,
que transita por siglos de los siglos 
cargada de esperanza  así avanza
donde el tiempo ha pactado un nuevo ciclo.