Pablo Perez Maisonet

A la Primera Hora

 

Fue mi primer pensamiento,
Una nota delicada y sonora.
Y de rosas se perfumaba el viento,
Con tu nombre, Madre, a la primera hora.

Fue miel virgen en mi boca.
Un turrón de azúcar morena.
Un nombre que mejores días evoca,
Y alimenta, Madre, una ilusión nueva.

Y me sentí feliz de que tú nombre,
Fuera hoy mi alabanza primera.
Y es que mi espíritu ya nada esconde
Y desde el alma, Madre, humilde te venera.

Concédeme, Señor, que en cada aurora
Despierte yo, a mi madre recordando.
Que su bondad y justicia me sigan forjando
Hasta volver a verla, como la veo ahora.