JAVIER SOLIS

A MI MADRE (Tema semanal del cuartel)

Aún creo verla sentada

En el desvencijado sillón de mimbre

Parece buscar en el viento

Las fuerzas para seguir adelante

 

Tiene la mirada perdida en el tiempo

Como reprimiendo sus ansias de levantarse

De trabajar, de servir, de enseñar.

Sus manos ya casi secas aún querían  construir.

 

Ahí estaban sus pecosas manos

Como hojas que lentamente se van secando

Ésas que me alimentaron y curaron

 Que me consolaron cuando estaba afligido.

 

Como al llegar la negra noche

Tristemente se muere la tarde

Así su luz se fue apagando lentamente

Como estrella que se funde en el espacio infinito.

 

Un día cerró sus ojos

Para no volverlos a abrir jamás

Fue como el epílogo del  libro de su vida

Cerrando una historia de amor infinito.

 

Gruesas lágrimas golpean mis ojos

Que al resbalar queman mis mejillas

Porque pude decirle cuanto la amaba

Pude besar sus manos y acompañarla

Pero la calle y los amigos pudieron más.

 

Hoy mis llantos no tienen sentido

Las flores no tienen color

Solo pesares  coronan mi dolor

El tiempo borró lo que pude haberle dado.

Lima. 10 de mayo del 2019