poetadelmar

Conoci a Dios

Los zapatos rotos,

La camisa también,

La mirada perdida

Pensaba en no se quien.

 

La mano tendida,

Esperando también,

Esperaba una moneda,

Su historia no me la sé.

 

En el portal de la iglesia se detiene,

El regordete sacristán sale esta vez,

Le dice inmundicias a quien vive su vejez,

Esta vez el viejo lo escucha, se detiene…

 

Mueve la cabeza no puede entender,

¿Es  la puerta de la casa de dios?

Al mismo dios le pregunta ¿Por qué?

No hay reposo y a dios le dice adiós.

 

Sentí amargura en mi alma,

Sentí amargura en mí ser,

Tome al viejo con calma.

El me pregunto ¿Por qué?

 

Por que después de todo existe dios…

El me mando con usted,

Tome mi brazo iremos a casa se quebró mi voz

El viejo inquieto ¿a la casa de vos?

 

Ahí le daré alimento, vestido también,

Un par de zapatos, para que camine bien.

El viejo en ese momento se tomo la cien.

Me dijo… me duele la cabeza, tome usted,

 

Me dio un papel muy viejo,

Tan viejo como el, era una receta;

Que apenas pude leer,

No se apure esto lo comprare.

 

Una lagrima rodo por su mejilla…

Inquieto lo lleve por la orilla,

De la banqueta de la principal avenida,

Subimos a un taxi, a la colonia Mejía.

 

Indique al operador que el taxi tenia,

Llegamos a la casa donde me esperaba

La cena y el agua tibia,

Al viejo indique que pasara.

 

El viejo se sentó a la mesa,

Comió con calma la cena,

Después tomo una ducha…

Lo lleve hasta la cama.

 

Otro día muy de mañana

Toque la puerta de la recamara,

Pero todo estaba en calma,

Yo creí que el viejo dormía.

 

Entre sigiloso ya no estaba el viejo, 

La cama tendida, la ropa intacta

Solo un par de zapatos viejos

En estos una carta que a la letra redacta.

 

De la casa de dios me echaran;

Tú me diste cobijo y morada,

Seguiré caminando como si nada pasara

Que hay más corazones donde dios mora.

Luis Alberto Aguayo