Julio Noel

Un silencio atronador en el suelo pesaba

Un silencio atronador en el suelo pesaba

una fría tarde vestida de plata y plomo,

el hosco cielo poco a poco se derretía

en infinitas mariposas de albugíneo oro.

En sus blancas alas un suave aroma llevaba

albas fragancias de odoríferos heliotropos,

cuyas níveas esencias alegre dispersaba

por las altas montañas y los valles más hondos.

Blancas emociones sentía la negra tarde

cuando acariciaban gélidas plumas su rostro

y la cándida paz su níveo manto extendía

por praderas de bienaventuranza y de gozo.

De aquel fragoso silencio mis sueños huyeron

para hundirse en la paz de un mundo más hermoso.