alupego (Ángel L. Pérez)

EL AMOR SIEMPRE HACE HUECO

EL AMOR SIEMPRE HACE HUECO

Terca retorna la luz,
en su tozuda insistencia,
apartando con vehemencia,
la tétrica oscuridad.
Muere y renace a la vez.
Vive y fenece sin pausa.
Como florece y marchita,
la impenetrable verdad.

Tierna locura que envuelve,
con papel de celofán,
la necesaria cordura.
Como llena de locura,
el hombre su vaciedad.
Rompe en añicos la sombra,
dando luz a las auroras.
Persistente vacuidad.

Dolor prendido del tiempo,
que se balancea eterno.
Amor que efímero pasa,
como se seca la flor.
Temor que el valor congela,
en la tensa duermevela,
del soñar y del vivir.
Amor que al llegar su fin,
con otro amor se renueva.

Tiempo que al tiempo condena,
dando soplos de verdad,
entre vacías promesas.
Luz que a la sombra atraviesa,
con feroz impunidad.
Sabor que rancio se espesa,
cuando se agria el corazón.
Solo edulcora el amor,
la inconsistente materia.

Blanco sobre el negro vuelve,
a robarle el corazón,
para vestirle de amor,
con las luces que le quedan.
Como un silente ladrón,
que va robando parcelas,
del sueño de la pasión.
Una eterna letanía,
prendida en una canción.
Pena en ropajes envuelta,
para ocultar su color.

En la densa oscuridad,
se va entreabriendo la puerta,
que conduce a la verdad.
Nuevos senderos se crean,
viejas ausencias se acercan.
Temores que se recrean,
sutiles como la tela,
que revisten la razón.
En la recia sobriedad,
que alimenta la pereza.

Recias manos que acarician.
Fuertes brazos que soportan.
Claras miradas que flotan,
como luciérnagas locas,
buscando la oscuridad.
Recio y sensible a la vez,
vive el hombre en su suplicio.
Al borde del precipicio,
cuelgan inertes sus pies,
en ausencia de equilibrio.

Amores de quita y pon,
que como meros vestidos,
van cambiando de color.
Ideas que se confunden,
en un torbellino atroz,
donde se pierde el camino.
Aunque la vida se empeñe,
en nadar contra el destino,
no se detiene el amor,
a pesar de lo vivido.
Nace y renace al calor,
que le ofrece el corazón.

Ternura entre la hojarasca,
que de afiladas espinas,
va tachonando el sendero.
Amor que nace en el sueño,
de la sufrida esperanza.
Del miedo nace el valor,
como de la boca el beso.
Ente pasión y dolor,
el amor siempre hace hueco.
A.L.
http://alupego.blogspot.es
04/05/2019