Eugenio Sánchez

MI RIO

Perlas  caídas de  errantes nubarrones,

sudor y dolor de  campos bravíos,

llanto cristalino de verdes  pajonales,

que  recorren, que se abrazan, se hacen río.

 

Río sacrosanto que serpenteas cuesta abajo,

sigiloso como hurgando en el misterio;

tal vez  queriendo descubrir mis sentimientos

y  en tu caudal arrastras    mi desconsuelo.

 

En mística quietud tus cristalinas aguas

 retratan    al azulado  firmamento,

arrullando  a las piedras en tu andar,

mientras los riscos cantan con el viento.  

 

Alisos y sauces orlan tu figura,

bailando al compás de la alborada,

pintando de verde  a  la ribera

y bordando con bella filigrana.

  

Como te extraño mi silente río

para contemplar tu espléndida belleza,

 reconquistar por fin  tu corazón huraño

y sentir tu aroman, tu paz y soledad eterna. 

 

Ese es  mi río, que en  los soleados días

es hogar de  inquietos pajarillos 

y por las noches de los duendes  es guarida.

Cuantos recuerdos gratos  tengo de mi río.

 

Eugenio Sánchez.