Mauro Enrique Lopez Z.

Tarde alegre

La tarde estaba alegre,
como para inspirarse de
proto llegó una llamada,
a mi teléfono, eras la que
fue un día mi amante, como
ya habíamos terminado por
su engaño me dijo puedo ir
a tu casa, le sonreí no porque
estoy fuera de ella y no pienso
regresar, después de algunos
días entró en enojó, no has
cambiado por eso, no estás
conmigo por último, ya no ahí
amor para ti, porque mi corazón
no siente esa pasión como aquellos
días de romance que pena siendo tú;
quién despertó lo poético, hoy
escribo mi sencillez y en ti ni,
para el comienzo del poema
que pena por ti mujer.