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LA HISTORIA DEL SOL...

La historia del sol...

Cuento para niños.

 

 

 

Había una vez un sol, que cansado ya de tanto alumbrar, pensó en tomarse unos días de vacaciones y se echó a dormir plácidamente.

Cuando llegó la noche, las únicas luces que se podían notar sobre el firmamento, eran las de las estrellas pero faltaba alguien... la luna que en verdad estaba, mas no se la podía ver puesto que dependía de la luz que el sol le proporcionaba.

En todo el mundo, todos los seres vivientes comenzaban a sentir que el frio se apoderaba de ellos muy intensamente. Los paisajes, pueblos y demás lugares del planeta se estaban congelando y a raíz de ello iban rápidamente pereciendo, plantas, animales y personas las que aterrorizadas por lo que estaba sucediendo, empezaban a darse cuenta de lo tremendamente imprescindible que era el astro rey dentro del universo. Esos mismos que cotidianamente renegaban del calor, hoy rogaban a Dios para que reapareciera.

Los cuestionamientos eran múltiples; allí no existían diferencias. Todos, absolutamente todos, tanto ricos como pobres, jóvenes y/o ancianos, lindos o feos, padecían la misma catástrofe sin saber el porqué.

Formaron congresos, juntas vecinales y otros a nivel mundial, para encontrar una rápida solución al respecto, dado que el tiempo se acortaba cada vez mas.

El sol, desconociendo lo que estaba sucediendo en el mundo por su culpa, proseguía con su descanso que por otra parte, bien merecido lo tenía.

Todo era gris, oscuridad e hielo.

Cuando ya habían transcurrido escasas veinticuatro horas desde lo acontecido, casi un cincuenta por ciento de toda la humanidad, incluyendo animales y vegetales estaban muertos o agonizando.

Las lagunas, ríos, mares y océanos en general, estaban transformados en inmensas pistas de hielo sólido y compacto.

Casi no quedaba agua para beber, ni leña para calentarse.

De continuar así, la extinción era inminente. Desaparecería en un breve lapso de tiempo, todo ser vivo sobre la faz de la tierra.

En todo ese período de desolación, la gente de algún modo iba recapacitando en cuanto a cada cosa existente del planeta, que generalmente los seres humanos no tomamos en cuenta en el afán de crecer, enriquecerse a cualquier costa y sin miramientos.

Corría ya mas de la mitad del tercer día, cuando de pronto hasta el mismísimo sol comenzó a sentir frio y despertó.

Al ver lo que estaba sucediendo, extendió todos sus rayos al máximo y de esa forma volvió todo a la normalidad.

Ello quiere decir que cada uno de nuestros días, debería ser para nosotros el mejor, único e inigualable y dar las gracias a Dios por el sólo hecho de estar vivo y poder disfrutar del aire, del sol y de toda la belleza que nos brinda la madre naturaleza. Esa misma que nos rodea permanentemente y a la cual no miramos, o no le damos importancia.

Así como el rey sol es imprescindible para la vida, existe una variedad de otras tantas cosas que también lo son. Démonos cuenta, antes de que sea demasiado tarde.

 

 

                                                        Luis A. Prieto

                                                      martes, 27 de noviembre de 2007

                                                      16:20:05 hs.-