Paulina Dix

Cartas Calcinadas I

Estoy ardiendo, mis heridas arden, mis huesos, mi carné incluso mi alma en estos momentos arde. 
El peso de mi corazón en el pecho se ha ido haciendo insostenible.
El corazón de un árbol de balsa se anidó en mi garganta y por mucho tiempo el aire ha pasado con trabajo por ahí. 
Quise escribirte antes y decirte lo importante que eres en mi vida y que cada día me levanto recordando que en algún momento fuiste mi motivo. No puedo y no puedes borrar el pasado, fuimos una sola en algún momento y aunque ahora tú tengas tu vida y yo tenga este enorme vacío, el pasado no puede cambiar. No quiero ser en tu vida una pena de ausencia y un dolor de distancia, no quiero ser un olvido. Solo quiero que me recuerdes como una estación, un momento de la vida que como un buen delincuente robé para hacerte sentir todas las emociones que puede sentir una joven. Suena un poco arrogante pero sé que a mi lado viviste cosas que con nadie más vivirás.

Te ofrezco una disculpas por tan enredadas líneas.

Quiero que sepas que mi amor por ti sigue intacto. Y que a pesar de los años cuando te veo, aunque sea con el rabillo del ojo mi corazón salta y se emociona.