somosnada

naturaleza

tus brazos tienen la fuerza de un hombre capaz de controlar los rayos, ¿me enseñarás una lección? No sé nada de nada, y vos sos la primer persona que intento amar.

la primer lección que aprendí fue estando encogida, desnuda y fría como un perro.

el verano era sofocante, la humedad de la ciudad parecía triplicarse en nuestro cuarto, tu esencia aún se hallaba en mis falanges, fuera, los niños corrían con globos llenos de agua, descalzos sobre el asfalto húmedo.

azúcar fundida, dulce, todo el aire era un horno empalagoso. En la tarde estarás arrancando peras del árbol y rasgando su piel con tus dientes, como hacías conmigo, el jugo estallará en tu boca, una gota se chorreará de tu comisura y manchará tu camisa.

no sé por qué, abro la boca en sintonía a la tuya, a la distancia, sin que te des cuenta que te observo (o bien, a gusto de ello), mientras el corte quirúrgico de tus dientes desangra el hermoso fruto y yo solo fantaseo, con tu mano, amarrando mi cabello, contra el árbol.