Soy de la noche bruna una inmortal silueta
me acarician los rayos de la blanca luna,
soy aquella ocre figura que camina lenta
penando con cadenas mi escasa fortuna;
soy, el que bebe el oscuro y acerbo néctar
de tristeza me consume la melancolía,
en la madrugada fría no puedo más soñar
me abriga la soledad, triste antología;
desfibra las estelas etéreas de mi alma
desbordan y atestan de lamentos la nada,
un mar oscuro y profundo, bravío sin calma
perdido entre sus pupilas, en su mirada.
Ninfa tus alas emanan polen dorado,
un verso divino en el viento es conjugado
se eleva, y vierte perfume nacarado
en tus labios rosas que no he besado.
En vano, he buscado consuelo en mis sueños
por poco tiempo logro tu recuerdo borrar,
por momentos me crecen alas puedo volar,
y después al llegar el fin de mis ensueños
tu nítida imagen a mí vuelve a regresar.
Soy, un escritor nocturno, un peregrino,
caminante silencioso por este mundo.
Soy quien ama la rosa también al espino
con el corazón de niño, sentir profundo.