Rodrigo A. Alvarenga

Sos ella

Bóveda marrón que cubre mi planeta,

Diafragma musculoso, opaco y contráctil que,

sin saberlo

-y quizá sin quererlo-,

colorea cada uno de mis sueños.

 

Cigarro que no se apaga,

arrebato que no hace daño,

frenesí por el que podría morir,

de una vez por todas,

te pido:

hazme feliz.

 

Por un rato.

 

Prometo no hacerte daño.

Pero prométeme prestarme tus labios,

y tus ojitos,

Cuando tenga frío,

Cuando tenga calor,

Cuando tenga voz,

Cuando ahogue mi dolor,

Cuando busque suplicio,

Cuando busque martirio…

Que seas vos.