Luis David 911

Soledad

 

Nació una mañana más entre la placidez de tu toma de decisiones y mi prisa por cumplirlas. Mas, notorio tu desdén por este ilota de tu vida.

Plagaste de groserías a quién siempre actuó solemne, acusaste de zaino, un sórdido desleal y hasta el acto mas valiente de arriesgar la vida misma es algo que haz llegado a litigar.

Rechacé cada emolumento cual pareciera lo justo por cada esfuerzo aplicado en su momento y hasta en inviernos desnudé para brindarte buen fomento
y todo a sido nimio, mi deidad.

Mas, tarde descubrí mi yerro
puesto que ya habías baldado el cause originario de los ríos hacia el mar.
No existía acto que conquistara tu bondad, ni luna hermosa que alumbrara entre tus ojos,
ni beso que cubriera la cisura que llevas donde el hierro mata, pero no destrona.