Alejandro Pezeira

Rosa de nicotina

 

 

Segan hoces, de señores muertos,

rosas sin sangre, que sin huesos,

ni manos, ni boca, murmuran atolondrados,

gritan silentes, al ser quemados.

 

Entre cenizas cada rosa es muerte,

y cada muerte, son huesos de hoguera.

De mis dedos tus cenizas vuelan 

y en el piso te siembro, y vuelvo a errar,

porque esa rosa de papel, no eres.

 

La noche cae quejumbrosa sobre el campo,

todas son rosas blancas, que brillan con esmero,

todas son muerte, y yo las quiero cuando muero,

a tu labio, me incendio 

a tu labio.

 

Vuelvo a besarte, y,

a mi labio, yo me muero

a mi labio 

 

y otra rosa es la que beso,

te quiero, a ti no,

te quiero.