ADANS BECMAN

LAS CANTINELAS DE MI TIERRA...

Declína el sol, cae la tarde

ya se apagan las encinas

el pueblo allá lejano

sentado en la colína

parecen de oro viejo

los amarillentos rastrójos

hay un sabor a paz Divina

ya regresa el rudo labrador

y corren la ovejas merinas

a la voz de su amado pastor

la Extremadura fértil se reclina

en la transhumáncia de sus caminos

cuelgan bellos topacios

del viejo caserón que descansa

allí anidan vencejos y golondrinas

bajo las tejas ennegrecidas

al fondo los campos yermos

abiertos en cien heridas

los centenos y trigales

que dan el pan negro de cada día

corre la comadreja entre los pedregales

de la sierra llena de malezas y jarales

la tierra ingrata que me mira

varonil, adulta y quebrada

es una tarde de luces apagadas

en el sentir de mi alma

¿ Que tienes tierra mía ?

me grita el agua del arroyo

que ya se viste de mantilla

jugando con los juncos

entre las rocas calizas

cóncavos plumajes de barrancos

y roja arcilla, beso del campo...

 

Ya se oye el trueno cuando grita

y cae el rayo en el pararráyo

como huéle a sangre este agua bendita

entre los pináres que miran al cielo

hay un escalofrío en la veleta...

 

Y se viste La Serena de retamas

que son el cactus de esta tierra

tierra verde y parda con un tinte viejo

es la tierra Extremeña

que aún no se ha quitado las legañas

de las tardes del estío y de la siesta

pero que sueña y vive

de recuerdos de poetas...

 

Va y la baña el Guadíana

que nace y corre de las sierras

donde va a morir el Zújar

en los inmensos pantanos

que fertilizán estas tierras

 

abril, aguas mil, solo chubascos

nubes densas que dejan

los trozos de cielo vestidos de añil

mientras en la ventana el candil parpadea

con su humilde luz amarillenta

corre la calle como un riachuelo

vocea el aire en las esquinas

sobre la mesa un viejo libro

un tintero y una pluma

 

ya están la sienes plateadas

la calvicie ya asoma

es el crepúsculo de la vida

son para el poeta una corona...