Carlos Hector Alvarez

Advenediza

 

 

Llegaste a mí,

como un rayo de sol

entra a mi pieza

a través de mi ventana

Creí escuchar tu voz

en un susurro

diciendo que me amas.

Lo que sentí en el alma,

colmaba las ansias

de amar y ser amado

que en mi pecho yo anidaba

Mi vida era un torbellino

de locura y desatino,

mi existencia, un mundo

envuelto en llamas.

Solo era un taciturno

sin amor y sin amigos,

que anhelaba, sin pretensión

tener alguien conmigo.

Entonces apareciste,

iluminando mi cielo

sin estrellas.

Llenaste mi vacío de amor

con retazos de pasión

que le dieron paz al corazón

El sosiego duró poco

hoy dijiste, me voy… adiós,

volviendo a mí la desazón.

No quiero que me expliques

el porqué de tu desliz,

tus deseos de aventuras,

sé que la cabra al monte tira

y vos no eres la excepción

De ahí viene tu locura

de querer amantes, que supliquen

hasta perder su cordura.

Solo quiero que no vuelvas

para poder olvidarte

y evitar que al recordarte

pierda la razón.