Nadie debe quedar con voz callada
cuando mira terribles sufrimientos;
cuando observa la daga, que afilada,
va causando miserias y tormentos.
Cada gota de llanto que derraman
esos seres que son tan mancillados;
son las voces de pueblos que reclaman
los derechos que fueron usurpados.
El dolor, la tristeza, la penuria,
que padecen los pobres oprimidos,
deben ser convertidos en la furia
que levante del suelo a los caídos
Quien presume de noble y de cristiano
y se queda mirando la inmundicia,
no merece que diga ser humano
pues callando permite la injusticia.
Nunca crean que bastan oraciones
para darle la luz al nuevo día,
sin tener en el pecho corazones
que destierre del alma su apatía.
Semejante a las grandes avestruces
nunca escondan deber en las iglesias;
que rezando y besando santas cruces
solo llenan bondad con anestesias.
No se dejen vencer por la flaqueza
padeciendo de sueños decaídos;
vanos son los suspiros de tristezas
sin izar los pendones aguerridos.
Alumbrar el camino a la victoria
es arder en su fuego sacrosanto;
es llevar el emblema en la memoria
que es la patria el altar mas puro y santo.
Autor: Aníbal Rodríguez