alupego (Ángel L. Pérez)

TODO CAMBIA, TODO GIRA

TODO CAMBIA, TODO GIRA

La arena se ha vuelto barro,
y el barro a lodo cambió.
El amor se tornó a pena,
y el miedo en odio viró.
El camino se torció,
para no encontrar la meta.
Los abrazos se cambiaron,
a zarpazos de dolor.

Todo muda y todo cambia.
Todo permuta y varía.
Todo se transforma y gira,
como la noche y el día.
El verde cambia a marrón,
cuando se seca y claudica.
Y la voz sin voz se queda,
cuando enmudece el amor.

La tierra sigue girando,
aunque flagelen su esfera.
Sol y Luna de la mano,
paren la noche y el día.
Y cantan las primaveras,
junto a las nieves perpetuas.
Hermoso calidoscopio,
de mil colores nos mira.

Suaves caricias de viento,
que peinan los tibios cuerpos.
Perfumes en el cerebro,
con aromas de misterio.
Dulces notas de alegría,
en los ágiles jilgueros.
Verdean los sentimientos,
que dormidos se perdían.

Cantan torrentes y ríos,
alegres tonadilleros.
Aflautadas melodías,
en las oblongas orillas,
coloreando los recuerdos,
de aquellas cálidas cuitas.
Hermosos atardeceres,
junto al arroyo que grita.

Cambia el ánimo aturdido,
en iracundas diatribas.
La voz agridulce suena,
entre los labios que vibran.
Y la mirada se turba,
junto a la tez afligida.
Torna el color de los ojos,
como irisada vigilia.

Bailan vivos manantiales,
junto a delicadas ninfas.
Y el sonido de sus carnes,
de pura materia líquida,
resuena en los arrozales,
con voz delicada y viva.
En sus aguas cristalinas,
el Sol sin pudor se mira.

Toda cambia y se transforma,
como la materia misma.
Sin pedir permiso a nadie.
En su libertad, sin prisa.
A.L.
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03/04/2019