Pilar Gonzalez Navarro

ACERCA DE LO QUE EL PRESIDENTE DE MÉXICO PIDIÓ AL REY DE ESPAÑA

Ninguna sociedad española, y menos aún nadie de su clase intelectual, ha sabido jamás comprender y reconocer que la invasión francesa en España se hizo para traer la ilustración, el conocimiento, el hecho de sacar a su sociedad de a pié del bajísimo nivel no solo intelectual sino cultural en términos simples, se diría incluso que aún hoy esta situación casi no ha cambiado hasta el punto de ser parte del vagón de cola en esa Europa del conocimiento. De hecho el conocimiento extenso, la erudición – cómo no vamos a decirlo si lo sufrimos cada día los que escribimos en otros términos -, no tiene ni buena prensa ni tampoco buena imagen. Desde siempre en España se ha llamado “empollones” a los que estudian de más, a los que en base a la superación pasan de largo del resto en las escuelas y así es que cuando llegan a mayores los que se quedaron atrás acaban tachándolos de ratones de bibliotecas. El asunto viene de lejos, de siglos atrás incluso. Y es así porque hasta el mismísimo Cervantes dictó en su tiempo sentencia contra los que se cansan en saber más y averiguar cosas que, después de sabidas y averiguadas no importan un carajo al entendimiento ni a la memoria.

 

Esta introducción viene dada por el gran escándalo que se ha generado en España entre su clase política (muchos de ellos sin apenas estudios superiores e incluso, como el presidente del Partido Popular con más que muy serias dudas, de momento, acerca de si aprobó su master o se lo concedieron a cambio de otras prebendas) por el asunto de las palabras que el actual presidente de México, Obrador, ha dirigido al Rey de España y a la Iglesia Católica pidiéndoles perdón por los crímenes de la conquista de Castilla en aquellas todas las tierras donde llegaron, en concreto y en este caso a México. El problema, éste también, viene de lejos. Esta España bufa y vieja refiriéndome claro esta a su clase política y la mayoría de sus instituciones, la España de siempre y hasta hoy, no comprende la postura de sus hijastros, éstos esparcidos a la fuerza por medio mundo. No comprende a México y a su pueblo que por voz de su presidente y máximo responsable legal y votado en mayoría ha pedido a la Corona de España y a la Iglesia Católica que pidan perdón por los crímenes allí cometidos.

 

El problema de España, en verdad, está en que desde niños en las escuelas primero y en las Universidades después así como en todos los medios de comunicación grandes analfabetos y manipuladores han explicado en todo momento una falsa Historia de los hechos que, a diferencias de los ingleses y franceses – también colonizadores y criminales de esa Europa -, y que se dedicaban también a expoliar, rapiñar, matar y violar a mujeres o a exterminarlos en grupos en su casi totalidad pero que encima lo han hecho mal. España les llevó su lengua, su religión que además, según éstos, era la única y la verdadera para que dejaran de adorar a sus falsos dioses, y así fue que lo que se produjo – según aún estos reaccionarios de hoy -, fue “un amistoso y afectivo intercambio para enriquecer a aquellos pueblos y convertirles en unos auténticos crisol de razas”. Y los que digan lo contrario mienten: “¡¡Pura leyenda negra!!”, siguen insistiendo aún hoy.

 

Hoy en día aunque a regañadientes y de mal gusto quien más y quien menos ha pedido perdón por sus crímenes: Lo hizo Alemania por sus bombardeos sobre Gernika y también la Iglesia Católica por sus crímenes y abusos de pedofilia. Pero éstos no. España no perdona ni pide perdón nunca. Se indignan porque les piden que reconozcan la verdad de sus crímenes quinientos años después, cuando lo vergonzoso de verdad es que pasado cinco siglos no solo no sigan negando sus crímenes sino que muchos de estos hijos, nietos y bisnietos de aquellos de aquellos criminales estarían dispuestos a volver a matar en las mismas condiciones. En la década de los ochentas y noventas del siglo pasado la Justicia española juzgaba a un coronel de la Guardia Civil por su implicación en los crímenes, torturas y secuestros sobre ciudadanos vascos, al preguntarsele qué sentía y por qué llevó a cabo aquellos hechos, en plena democracia, dijo: “Señoría, con cinco de estos hombres – guardias civiles también juzgados por los mismos crímenes -, volveríamos a conquistar América si España nos lo pidiera”. ¡¡Por sus soberbias y sus crímenes les recordaremos, siempre!!.

 

Manuel Meneses J.

Hondarribia.