A. Martinez

Tiempo exacto.

 

Allí, donde tu vestido
alcanza su final,
donde tus muslos,
respiran la redondez
de la carne bien servida,
redondos y lustrosos
pedestales sobre los
que te alzas toda
en figura y pensamiento,
allí mis manos
quieren comenzar
su ruta hacia la abundancia,
hacia tus grutas
hemisféricas,
hacia tu estómago de sedas,
hacia tu sexo florecido
y su sabor a frutas,
a tempestad despierta;
ahora, que la primavera
ha tomado de tus
mejillas el color de sus rosas,
ahora que tus senos
y tus ojos, agreden
como fieras,
presagiando una
tranquilidad inquieta,
ahora que mis brazos
ya saben de tu espalda,
y mi boca ha medido
la humedad de tu boca,
ahora que el tiempo
llega con las venas abiertas,
ahora que estoy todavía,
ahora que eres eterna.

 

Eduardo A Bello Martínez
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