Rafael Escobar

\"CASTAS DE DIOSES\"

 

Les quiero contar la grandeza

de estirpe gloriosa y valiente

que tiene la grande nobleza;

de raza que fuera simiente

de honor, gallardía y firmeza,

con esa figura imponente

de hermosa leona aguerrida

en nuestras montañas nacida.

 

Jamás su fornida hidalguía

la espada y la cruz doblegaron,

y siempre bizarra se erguía

por mas que destruirla intentaron,

con firme vigor proseguía

y nunca extinguirla lograron:

¡Y al cruel invasor enfrentaba

con flecha de roble en su aljaba!

 

Llevaba su augusta cabeza

penachos de regios plumajes,

con porte de rara belleza

su estampa portaba bagajes

de noble y magnífica alteza:

Luciendo de azteca sus trajes:

¡Alegre, feliz, altanera

surcaba la verde pradera!

 

Su historia es historia sagrada

escrita con sangre araucana,

por grandes hazañas forjada,

de lucha que fue mas que humana

se encuentra de gloria bordada:

¡Y bellos destellos emana

el alma tan llena de brío

de nuestro linaje bravío!

 

La esencia de nuestros nativos

corría en sus venas vibrante

con rayos de amor combativos

de gran trepidar galopante;

sus rostros serenos y altivos

tenían la fe trepidante

que brilla con claro celaje

llevando de lucha el mensaje.

 

En cada quetzal que se mira

que libre levanta su vuelo

mi pecho de Maya suspira

sabiendo que cada riachuelo

la sombra del inca transpira,

cubierta de intrépido celo

del gran Tucapel soberano

con traza de dios espartano.

 

Aquellos insignes abuelos

dejaron preclaras lecciones,

luchando con recios anhelos

lo mismo que fieros dragones

que vuelan cuidando sus cielos:

¡Izaban fastuosos pendones

con grito quiché libertario

que tiene fulgor milenario!

 

Y fueron excelso escenario

estepas y grandes llanuras,

que guardan soberbio glosario

de tantas batallas tan duras,

marcadas por duro calvario

que trajo las fuerzas oscuras

de bota imperial asesina

manchada con sangre pristina.

 

Mas siempre surgían airosas

con fe, con tesón con templanza,

aquellas raíces frondosas

repletas de suma confianza,

que carga ilusiones gloriosas

preñadas de verde esperanza

de ver claudicar invasores

que solo trasmiten dolores.

 

Y allá por los valles de Otumba

los Mexica un día marcharon,

y casi cavaron la tumba

de quienes su tierra ultrajaron,

su triunfo inceíble retumba

pues grande victoria lograron:

¡Mirando su negra gayola

lloraba la tropa española!

 

Espléndido temple preserva

fastuosa y brillante bandera,

de raza tolteca que enerva

sus venas, con magna quimera,

del pueblo que siempre conserva

su lucha tenaz justiciera:

¡Buscando el precioso camino

que lleve a fulgente destino!

 

El germen de aquellos ancestros

por nuestras entrañas circula,

con dones de sabios maestros,

fogoso su espíritu ambula,

y sirven sus fúlgidos estros

de guía que el alma estimula:

¡Por eso imitar su coraje

sería el mas bello homenaje!

 

Autor: Aníbal Rodríguez.