Danny McGee

CANCIÓN DEL SOLITARIO.

Canción del solitario.

Solitario… yo soy un solitario: soy de esos que aman la soledad de la noche, el viento que danza de silencio en silencio y el rayo de luna que camina en un sueño. A mí me seducen los ojos sombríos, las sombras que abrazan las gélidas calles y todas las dueñas de un verso nocturno.

Voy triste en la noche de amargo paisaje, voy solo a la huella que buscan mis pies, lo sabe el estrecho latir de un segundo, lo sabe la brisa y el río también. Soy triste y poeta, soy verso y cantor: yo soy el que deja un laurel en la luna y aquel que le llora a la luz de una estrella.

Solitario… yo soy un solitario, el más olvidado de todos los poetas y el más alejado que el mundo haya visto. Por aires del lóbrego sitio encantado, yo cuento con labios de negras palabras, con artes de sangre en la fría estadía y un libro de nombres tirados al piso.

Voy triste en la niebla que ataca a mi alma, voy solo en la ruta que ven mis pupilas; y, sin que la luna me atrape dormido, me miro y me siento tachando la dicha. ¡Qué sueño!, ¡qué vida!, ¡qué rancio destino!... Mi lira, mi luna, mi voz y mi abismo, son grises de letras de tintas tiranas.

Solitario… yo soy un solitario: yo no amo a la musa que está fuera de la noche, ni a aquella que viste mezclada en colores. Me atraen las reinas que fueron princesas y aquellas princesas que no fueron reinas: son todas mujeres, son todas preseas, son almas que vagan en torno a la mía.